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Jaime GUERRERO

Luego de que en redes sociales, se exhibiera el trato precario y discriminatorio en la alimentación a niños músicos que participaron en el Concierto de Bandas de Viento Infantiles y Juveniles, el director del Instituto Intercultural Calmecac, Natanael Lorenzo Hernández exigió a la delegada de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), explique el recurso que se utilizó durante la Onceava edición en el que a los niños y jóvenes les dieron de comer “medias tortas y salsa de huevo”, pese a que se destinó para el magno evento 3.5 millones de pesos.

El pasado viernes 9 de noviembre se realizó en el Auditorio Guelaguetza la 11 edición del concierto monumental, con más de 48 bandas de música y cerca de mil 300 participantes, entre niños, niñas y jóvenes. La CDI, destinó 3.5 millones de pesos a la delegación estatal, a cargo de Amable Cecilia Cruz Lozano, para gastos de hospedaje, alimentación, transporte y el escenario.

Sin embargo de acuerdo al músico y compositor Natanael Lorenzo Hernández, los niños recibieron un trato indigno por parte de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas al darles como alimentos a los niños “medias tortas y salsa de huevo”.
Ya que manifiesta que los niños no se merecían ser tratados de esa manera, cuando a otros artistas les dan otros tratos.

Por lo anterior piden a la delegada de CDI, Amable Lozano, transparentar en que se gastó los tres millones de pesos.

De igual manera, recordó que en una ocasión fue a un viaje a la Ciudad de México para dar tres conciertos y en el hotel había bufet, pero a mis músicos les dieron jamón con huevo. “Dije: no, van a comer como músicos y no como personas de segunda”.

Prosiguió: “Entiendo, maestros y compañeros, entiendo que es bonito el minuto de fama, ver un auditorio lleno, pero ¿por qué exponer a tus alumnos a algo tan humillante? Porque van a estrenar su obra, qué bueno, pero ¿qué pasa? Sobajan al compositor y al músico con media torta. Media torta la hacemos en la casa, una playerita la compramos, y que conozcan (los músicos) la ciudad, podemos hacer una coperacha y pasearlos (…) no queremos caer en la auto victimización.

“¿Que esperan? Denles pan y circo, porque a pan sólo les dieron media torta. Maestros, dejen de victimizarse y enfrenten a las autoridades y a los padres. La CDI es una institución de nosotros. Nadie puede condicionar con instrumentos o presionarlos”.

En tanto, comentó que después de denunciar públicamente el trato que ofrecieron a los niños participantes, sufre represalias en su contra.

Abundó que su situación es crítica debido a las declaraciones que hizo públicas sobre el trato que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) dio a los niños que participaron en el concierto que se realizó en el Auditorio Guelaguetza. “No se trata de los frijoles y la salsa de huevo, sino de la forma en la que tratan a los músicos, de dignidad profesional”.