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Humberto Cruz

El espanto fue enorme en Cd #Ixtepec, el rugido de la tierra y la fuerte sacudida sacó a familias enteras, primero al patio, luego a las calles.

“Es una noche de espanto”, aunque no se suspendió el fluido eléctrico, en algunos hogares de la región se encendieron velas y veladoras para acompañar los rezos y pedir tregua celestial.

La información genera más confusión, entre los dos sismos fuertes, sus réplicas, los habitantes de las comunidades del #Istmo de #Tehuantepec perdieron la cuenta y la calma.

En #Juchitán será una larga noche, decenas de familias se preparan para pasar la noche en las calles que, justo ahora, son acosadas por el viento de Norte que sacude todo, hasta la memoria reciente de los terremotos del 2017.

El “enjambre” de sismos alimenta las dudas y presagios, algunas familias en Asunción Ixtaltepec recorrieron los lugares comunes para revisar los puentes e inevitablemente reviven las heridas de la destrucción reciente.

En el Espinal seguían ladrando los perros a la orilla del Río de las Nutrias. Pero en Juchitán el miedo se extiende a sus anchas. En las calles el ambiente lo describen más denso, “mezcla de tristeza, miedo y coraje”

En muchas viviendas aún hay altares para recordar a las víctimas del 2017; el miedo empuja a las familias a la calle pero el fuerte viento y el temor a la delincuencia los hace dudar si deben quedarse a dormir en los patios o en las banquetas.

Los sismos de esta noche ocurren 48 horas después del aniversario del gran terremoto de 1931 que tuvo una intensidad de 7.8 grados con epicentro en la región de los Loxichas y una duración de más de 3 minutos. Causo la muerte de más de 10 mil personas, la destrucción de poblados completos y la devastación de la ciudad de Oaxaca.

Extraña coincidencia, ese gran terremoto también fue de noche, como los del 2017 y los de esta jornada SISMOS Y ANGUSTIA EN EL ISTMO.