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Ariadna Mendoza

El Higo de ocho años que llegó al zócalo desde la comunidad de San Pedro Apóstol, Ocotlán, la madrugada del pasado 24 de septiembre, ha perdido un 30% de su follaje, así lo dieron a conocer la coordinación de Medio Ambiente de la Fundación Alfredo Harp Helú, luego de que el especialista en plagas y enfermedades arbóreas, José Cibrián Tovar y el catedrático y especialista en suelos y nutrición de árboles de la Universidad Autónoma de Chapingo, Ranferi Maldonado estuvieron en la ciudad para determinar el estado en el que se encuentra el ejemplar en esta primera etapa.

En este sentido, los especialistas realizaron el primero de ocho tratamientos al suelo con diferentes nutrientes y productos orgánicos para provocar un enraizamiento rápido y sano que le dé el vigor que se requiere, además de aplicar enzimas en la parte aérea para que el follaje se mantenga adherido y empiece a trabajar más rápido, señalaron.

En tanto, los especialistas realizaron un recorrido con las autoridades municipales, estatales e integrantes de la sociedad civil, para conocer el estado de cada uno de los ejemplares ahí plantados, con la finalidad de realizar una propuesta de estudio de manejo integral del arbolado en estos sitios, determinando que se detectaron al menos dos árboles con un alto riesgo de caída o fractura: uno frente a Palacio de Gobierno y uno más frente al Museo de los Pintores Oaxaqueños.

Para rescatar el laurel del zócalo, bajo el cual se realizan conciertos, explicaron que serán necesarios diversos estudios, entre ellos, una tomografía con un taladro de Pressler que llegue al centro del tronco para conocer los niveles de descomposición que hay en su interior.

Señalaron que La pudrición en el Laurel, va del centro hacia afuera porque una conjunción de ramas en la parte superior provocó un espacio por donde hay escurrimiento de agua, lo cual ha deteriorado el tejido, señalando que el procedimiento para su rescate es necesario hacer una cirugía: sellar las heridas hasta llegar al tejido vivo y después ponerle una cubierta para que el agua no pueda pasar en esa zona, por lo que será necesaria una tomografía a los árboles con mayor riesgo de colapso para conocer el porcentaje de pudrición que tienen sus raíces y el tronco, esto permitirá realizar un tratamiento con productos, en su mayoría orgánicos, que estimulen el desarrollo de las raíces y le permitan al árbol un mejor anclaje, además de la realización de podas que permitan el paso del aire entre sus copas.

Según los especialistas, lo que dañó las raíces de los árboles del zócalo fue la compactación de suelo que se provocó por la colocación de concreto en las jardineras: “El último árbol que cayó tenía las raíces concentradas en el centro, donde estaba la tierra, pero toda la raíz debajo del concreto se murió y los esfuerzos del árbol por mantenerse de pie no fueron suficientes”,  agregando que un árbol de estas características tiene una raíz con un radio de 15 a 20 m, pero cuando se cortan las raíces por compactación de suelo deja de tomar agua y de nutrirse, por lo que el árbol concentra sus raíces en el centro, pero no le alcanza el espacio.

De acuerdo con lo que señalaron, lo que se pretende hacer es regenerar el espacio que se tiene, y para eso se necesita agua, pero mucha del agua que cae en el zócalo se va hacia el sistema de drenaje, no se infiltra y para ello serán necesarios pozos de absorción que permitan la infiltración. Por ejemplo: para un árbol de medio metro de perímetro son necesarios, por lo menos, cinco pozos de medio metro de diámetro con una profundidad de dos metros que permitan alimentar todo el sistema de raíces, sin embargo, expusieron “Es una alternativa imposible por toda la gente que hay alrededor de los árboles, pero que se puede aplicar cuando las autoridades lo decidan”. 

Mientras tanto, el especialista en suelos dijo que se requiere de una cultura de protección de la vegetación para garantizar que los árboles crezcan vigorosos y resistentes, pero también será necesario contar con un plan de control de plagas y aplicación de nutrientes.

En este sentido, los puestos ambulantes son una fuente de daño toda vez que, se observa que en las jardineras se instalan lavaderos, colocan clavos en los troncos, les amarran alambres y cuerdas que van deteriorando el desarrollo del árbol. Agregando que si el ser humano conociera la importancia de los árboles y las plantas, pensaríamos de otra manera y no dañariamos a aquello que también nos da oxígeno para vivir.