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Jaime GUERRERO

Entre una eterna división por el juego de intereses de tribus e individuales que derivaron en constantes reclamos mediáticos de la bancada de Morena al Gobernador, Alejandro Murat Hinojosa y un PRI, minoritario -pero fortalecido en todo momento por su jefe político gubernamental para aprobar sus prioridades político-legislativas-, la LXIV Legislatura, cerró su último periodo de sesiones ordinarias del tercer y último año de ejercicio legal.

Existieron reformas de calado nacional como la despenalización del aborto hasta la semana 12 de gestación, el matrimonio igualitario, la prohibición del PET, de la venta de comida chatarra a menores de edad, entre otras en materia de derechos humanos que impulsó la bancada de Morena y pese a resistencias, logró el acompañamiento del PRI y sus aliados.

Cientos de puntos de acuerdos con exhortos al gobernador y sus funcionarios. Todos para reclamar airadamente el uso y destino de los recursos, así como presuntos actos de corrupción.

Lo mismo, reformas constitucionales y minutas enviadas por el Congreso de la Unión, prioritarias del Presidente, Andrés Manuel López Obrador. Fueron 6 periodos ordinarios de sesiones y cerca de una decena de extraordinarias en 3 años.

Desde su inicio, el pasado 13 de noviembre del 2018, la LXIV Legislatura, marcó su destino de fragmentación eterna.

La entonces coordinadora de bancada, Laura Estrada Mauro, no asumió la coordinación por unanimidad. Enfrente tuvo a su némesis legislativo: el entonces llamado G-10.

Ese grupo integrado por Ericel Gómez Nucamendi, el extinto Othón Cuevas, Pavel Melendez, Griselda Sosa, Hilda Pérez, Luis Alfonso Silva, Inés Leal y Leticia Collado y Arcelia López, pretendió en todo momento derrocarla.

El G-10, no lo logró, pero su desempeño como titular del Poder Legislativo y conciliación con todas las fuerzas políticas y actores, no sería el más en el primer año de ejercicio legal.

El PRI de Alejandro Avilés Álvarez, avasalló a Estrada Mauro, quien era “asesorada” por su esposo, quien llegó a tomarse atribuciones y determinaciones en la vida administrativa y legislativa del Congreso.

Empero, en la vía de los hechos, Avilés Álvarez, asumiría el control político del Congreso del Estado, sin tener la mayoría parlamentaria, pero con el apoyo del su jefe político, el mandatario estatal.

Para el segundo año de ejercicio legal, Horacio Sosa, al frente de la coordinación, también padeció embates de división. Los superó y aún con exabruptos, pactó con todas tribus y actores de Morena en el legislativo, cumplió con matices.

En el tercer año de ejercicio legal, tocó turnó a Delfina Guzmán Díaz. Sin embargo, con tan solo 5 meses como coordinadora de bancada y Presidenta de la Junta de Coordinación Política, fue desconocida por sus propios compañeros de partido. Se impusieron los intereses de otras tribus.

El entonces G-10 de Morena ya se había disuelto pero sus ex integrantes también se sumaron al desconocimiento de Guzmán Díaz, en medio del proceso electoral federal y local intermedio de este 2021.

Veinte diputados de veinticinco, designaron a Fredy Delfín Avendaño, como nuevo coordinador y en consecuencia asumió -hasta la recta final-, la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.

Guzmán, Díaz, sufrió los daños colaterales de las decisiones de su jefe político, Salomón Jara Cruz y voracidad del saliente tesorero del Congreso, Omar Maldonado.

Las bancadas “minoritarias”: el PVEM, integrada por Aurora López y Victoria Cruz, originalmente de Nueva Alianza; la inventada de “Mujeres Independientes” que integró Aleida Serrano Rosado del PES y Elim Antonio Aquino del PRD, jugaron en todo momento con el PRI de Avilés Álvarez.

Se sumó estratégicamente, la panista, María de Jesús Mendoza Sánchez.

El PT que encabezó Noé Doroteo Castillejos, al final se redujo con la salida del estridente, César Morales, quien tras romper con su ex jefe político, Benjamín Robles, buscó y obtuvo cobijo en la bancada de Morena.

El PT coqueteó, se dejo seducir por el PRI, pero jugó mayoritariamente con Morena, con las prioridades legislativas que enarbola la Cuarta Transformación del Presidente, López Obrador.

Esa perspectiva, no disto mucho de la última atropellada sesión ordinaria del tercer y ultimo año de ejercicio legal.

No obstante, por un momento, los agravios, afrentas, pactos y simulaciones, se olvidaron.

Elegidos a los integrantes de la diputación permanente y clausurada, la última sesión ordinaria del pleno con la solemnidad del himno nacional, 33 diputados presentes -de 42 que integran en Poder Legislativo de Oaxaca-, se fusionaron en apretones de manos, abrazos, fotos del recuerdo.

Ausente la diputada del PRI, Yarit Tannos Cruz, involucrada en un accidente automovilístico que provocó la muerte de una mujer y 5 lesionados.

Los salientes congresista locales de Oaxaca, se despidieron entre la melodía “las golondrinas” de Pedro Infante que reprodujo personal del Congreso en el equipo de sonido del salón de sesiones.

Pero, antes de irse, se dejaron listos varios dictámenes que serán aprobados en una inminente sesión extraordinaria:

Ratificación de 5 magistraturas del Tribunal Superior de Justicia, nombramientos de las y los cinco nuevos comisionados del órgano de transparencia, el Consejo Ciudadano Anticorrupción

Todos esos dictámenes, con miras a afianzar posiciones en los organismos y poderes autónomos, en la antesala de la sucesión gubernamental del 2022 y la llegada de un sexenio de corte morenista que, al menos así lo proyectan las preferencias electorales en Oaxaca.