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Reportaje de Maira Ricárdez 

Video de Denisse Cruz

Es este, un sitio de veneración ancestral que viene de nuestros antepasados zapotecas, se trata de una cavidad rocosa que ahora se encuentra a orilla de carretera, a solo 4 kilómetros de San Pablo Villa de Mitla, pero que, en algún momento en la antigüedad, implicó complejas formas de traslado, este lugar es conocido como “la cueva del diablo”.

Hablar de este espacio es hablar de brujería, hechicería, incluso satanismo, pero también de respeto y veneración a la vida; el sentido de la visita ira acorde a las expectativas que la persona tiene, pue si bien los lugareños refieren hallazgos de cadáveres de gallinas negras o hasta cabras al interior, lo que predomina, es el cacao, el maíz, las veladoras y las flores, incluso los frutos de buena calidad y tamaño, porque la idea es agradar, para recibir lo mismo.

Se dice que el diablo habita en el pueblo, vive en la cueva Bilä Gabijl, más bien conocida como “la cueva del diablo” o “la cueva del infierno”, se oía en historias de antaño. La leyenda decía que en esta cueva las personas lo buscan para pactar con él. Hay una oscura leyenda respecto a la carretera cercana a la cueva, la gente cuenta que, en su construcción, los ingenieros tuvieron muchos problemas para terminarla, hasta que los lugareños les avisaron que era porque el diablo nos los dejaba, pues debajo del camino estaba su casa, por lo recomendaron ir a pactar con él.

Parte de las leyendas señalan que una de los primeros ingresos de investigación a la cueva lo hizo la antropóloga estadounidense Elsie Clews Parsons, quien descubrió gran cantidad de vasijas miniatura que se relacionaron con rituales y ceremonias ofrecidas al diablo, sin embargo, estas versiones solo eran divulgadas entre los nativos. En 1965, en otra expedición realizada por el arqueólogo, Kent V. Flannery dijo que al interior de la cueva había diversas ofrendas que posiblemente estuvieron relacionadas con deidades del agua.

En pleno siglo XXI, en esta cueva es habitual encontrar copal, carrizo, huevos, albahaca, mezcal, agua, té, alcohol para limpias, frijol molido, tamalitos de cera (así se les llama) entre otros objetos.

Este es, y era, un sitio antes de la llegada de los españoles, de culto y respeto, nuestros ancestros veían toda cueva como un acceso directo, de contacto con la montaña sagrada, por ello muchas cuevas y abrigos rocosos se volvieron sitios de petición; sin embargo, hubo un período en que estos espacios se volvieron marginados al vincularlos con el demonio, pero eran muy sagrados para los zapotecas.

No tiene por qué asociarse solo a lo malo, estos espacios son lugares de cura, propio para peticiones diversas y tmb positivas, se ofrenda con cariño y respeto, incluso las personas llegan a curarse de espanto, se desea vida, salud y prosperidad.

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