Las tragedias acumuladas en el 2017 con los efectos de una prolongada sequía de al menos 3 años, luego lluvias atípicas y dos huracanes que generaron inundaciones, más los dos terremotos que causaron muerte y devastación en gran parte del estado de Oaxaca habrían sido la causa de la poca reacción de asombro en una sociedad casi insensible frente al poderoso terremoto de 7.2 grados del 16 de febrero del 2018 con epicentro registrado a 11 kilómetros al sur de Pinotepa Nacional.
Según reportes oficiales a pesar de la intensidad del sismo no se reportaron victimas, pero la onda expansiva del movimiento de tierra sacudió las regiones de la Costa, el Istmo, la Mixteca, Sierra Sur y los Valles Centrales.
Los daños se acumularon de tal manera que 59 municipios del estado de Oaxaca fueron declarados zona de desastre y 39 alcanzaron declaratoria de emergencia, independientemente de los daños en entidades como Guerrero, la Ciudad de México, Puebla y otras entidades del centro del país.
Esa noche y las horas subsecuentes la información fluyó muy lentamente, los daños parecían seleccionar viviendas antiguas o las familias más pobres, las escuelas, los edificios públicos y las iglesias.
Sin embargo, esta vez la tragedia no salió del centro de la tierra, cayó del cielo.
Horas después del terremoto de Pinotepa el entonces secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida dispuso una visita inmediata a la zona del epicentro voló de la Cd de México al aeropuerto de Puerto Escondido y ahí esperó al gobernador Alejandro Murat para hacer el recorrido.
El sismo había provocado un gran derrumbe sobre el paraje las arenas entre Jamiltepec y Pinotepa Nacional y fue entonces que optaron por la opción de un helicóptero de la Fuerza Aérea para trasladarse a la zona de impacto del sismo.
Al tratar de aterrizar en el campo de aviación una nube de polvo hizo que la tripulación de la aeronave perdiera la visibilidad y en cuestión de segundos optaron por un aterrizaje forzoso que derivó en la tragedia.
El accidente aéreo provocó la muerte de 15 personas en el campo de aviación de Jamiltepec; las víctimas se protegían luego del sismo y las primeras replicas, entre ellas una familia casi completa murió y con ellos 14 hombres, mujeres menores de edad y adultos mayores perdieron la vida esa misma noche y uno más después de una penosa agonía.
En la víspera del primer aniversario de ese doloroso pasaje para las familias de Jamiltepec los reporteros encontramos lo que parece ser un pacto de silencio entre los familiares de las víctimas y los más de 15 heridos por el accidente.
cambia a video de altares el último con muchas cruces queda de fondo y sonido original) Los sobrevivientes de las familias afectadas están en pleno novenario previo al cabo de año, en los hogares hay altares adornados con flores y veladoras, imágenes religiosas y fotografías de sus seres queridos.
En uno de esos hogares el dolor no se oculta pero tampoco aceptaron alguna entrevista, en esa familia murieron padre, madre, hermanos y tíos… 7 cruces están listas para ser llevadas al panteón, una niña de 10 u 11 años , la única sobreviviente, reconoció a la reportera, platicó poco, pero sin grabación.
Nadie quiso hablar… algunos con educación rechazaron las solicitudes y otros con desplantes y agresiones verbales corrieron al reportero argumentando que están cansados de la presencia de los medios.
Aun así el oficio obliga a regresar con algo de esa historia fuimos al lugar y conseguimos el testimonio de una mujer, reportera, que estuvo ahí esa noche.
Reina Ruiz, reportera de radio en la región de la Costa fue testigo directo del accidente, de la tragedia y el dolor que no termina… regresa poco a esa comunidad y durante este recorrido, los recuerdos se atropellan, y a veces, parecen atorarse en la garganta.
Para narrar lo sucedido hace pausa, inhala profundo, parece suspiro, suelta el aire y aclara la voz, camina despacio, parece cerrar los ojos y luego con rigor periodístico comparte lo vivido pero a pesar del esfuerzo le tiembla la voz.
Jorge morales, reportero oaxaqueño de la empresa TELEVISA, corresponsal y enviado especial a diversas partes del país y de américa latina, también estuvo esa noche dolorosa en Jamiltepec, por sus medios llegó al aeropuerto de Puerto escondido y pudo subir al helicóptero en el que viajaban las autoridades federales y estatales y se convirtió así en sobreviviente.
Como muchos otros y otras periodistas en Oaxaca, Jorge Morales, El reportero, ha vivido como testigo y narrador algunos de los momentos más difíciles para el estado y el pais, el 2006, enfrentamientos, persecuciones, balaceras, inundaciones, terremotos… y explica así lo que piensa después del accidente.
El entonces Secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos, fue a Jamiltepec, asumió la responsabilidad del ejército en el accidente y se comprometió a la reparación de los daños mediante indemnizaciones, gastos funerarios, curaciones, pensión vitalicia para algunos de los heridos, las viudas, huérfanos.
Para formalizar su palabra personal de alto rango acudió a las instalaciones del área de mediación de la Procuraduría General de la República para firmar los compromisos y parece que cumplieron.
Muchas viviendas recién fueron concluidas. Algunos niños, niñas y jóvenes tienen garantizados sus estudios y se convirtieron en derechohabientes de los servicios de salud de las fuerzas armadas… pero en las calles de Jamiltepec se siente la tristeza, disfrazada de silencio.