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Vía: Humberto Cruz

Desde su fundación, los pobladores de Puerto Ángel han tenido una estrecha, relación con el mar. Entre 1850 y 1870 era el puerto más importante de Oaxaca, desde ahí se embarcaban madera y café y su primer declive comenzó con la inauguración del ferrocarril y la construcción del puerto en Salina Cruz,

Olvidados y sin el apoyo que les daba el presidente Juárez pasaron casi dos siglos de aislamiento y abandono, hasta que en 1960 la pavimentación de la carretera federal le regresó una segunda oleada de crecimiento a la zona, junto con los días aciagos del campamento tortuguero y ahora con una intensa actividad turística.

Puerto Ángel fue el punto de partida para la exploración y aprovechamiento de otras playas y bahías de Pochutla, la cabecera municipal; además de la bahía principal está la Playa Panteón, Zipolite, Bermejita, la Boquilla, Estacahuite y Playa Tijera, muy cerca también las playas de Tonameca, Mazunte, San Agustinillo y Ventanilla.

Los hombres del mar de Puerto Ángel ya no son tantos, pero muchos son de los mejores de la región. Los pescadores dentro de poco podrían ser una especie en peligro de extinción.

La falta de apoyos institucionales, las vedas, la mala planeación y viejas practicas se combinan con la ausencia de algunas especies que antes se pescaban en abundancia a unas cuantas millas náuticas del puerto.

Hasta hace 10 años la pesca de atún se daba en abundancia, el tiburón y el marlín o el picudo, como le dicen algunos pecadores también eran pesca frecuente. Hasta la aparición de enormes embarcaciones pesqueras procedentes de Mazatlán, Sinaloa y otras desde Japón que realizaban el saqueo de enormes cardúmenes frente a los litorales oaxaqueños.

desde la madrugada algunos de los casi mil 500 pescadores se turnan para trabajar, cada vez son pocos los que tiran simbra, la pesca sigue siendo artesanal, como hace mas de 200 años y no siempre es redituable.

Antes del amanecer los pescadores preparan sus lanchas, se ayudan a meterlas de nuevo al mar. Llevan combustible para algunas cuantas millas y salen con la esperanza de encontrar algo para el sustento y con un poco de suerte quedará algo para vender. Bonito, mero, dorado, lisa, huachinango, barrilete y cocinero son las especies más solicitadas.

El muelle fiscal cobra vida con los primeros cantos de los pocos gallo y el graznido de los Zanate, con el alba llegan también las primeras sombras de mujeres y algunos hombres que llegan a comprar el pescado.

Poco más tarde, como gaviotas, la compra se da ahí, al pie de la playa y sobre las lanchas, las y los conocedores tienen alguna preferencia, ya saben que comprar y el precio de referencia.

En temporadas llega gente de la región a comprar aquí los productos del mar, desde Pochutla, Huatulco, Mazunte y comunidades cercanas. Pero también llegan de lejos, de la Cd de Oaxaca, de Chiapas, CDMX, de Puebla, e incluso de otros puertos como Acapulco, y Zihuatanejo, en esos días los pescadores se mueven como parvadas, trabajan en equipo.

por algunos minutos el puerto cobra vida, no hay autoridad, es la ley de la oferta y la demanda.

pero no siempre hay bonanza, al contrario, son contados los días de buena mar y buena venta. Los pescadores sufren la temporada de frentes Fríos y luego la temporada de ciclones y huracanes y ahora también la veda del tiburón y la falta de apoyos institucionales como en otros sexenios cuando con la veda llegaban los apoyos para combustible.

Benigno González Rufino, con 36 años como pescador en Puerto Ángel señala a las limitaciones anteriores ahora tienen que lidiar con los efectos de la pandemia.

los pescadores corren riesgo, el mar cobra caros los descuidos. Pero los pescadores de Puerto Ángel saben ser solidarios como en la vieja escuela, según el legado de Gener Pineda, a quien muchos recuerdan con afecto y respeto.

Hoy la hija de Gener Pineda es la presidenta municipal de san Pedro Pochutla y junto con los hombres del mar demandan del gobierno federal y estatal el fin de la veda del tiburón y de paso el sueño de muchos, el contar con una dársena que les permita guardar sus embarcaciones en las temporadas en que deben guarecerse en tierra en espera de mejores días para volver a navegar.

en el día del pescador un pequeño tributo.