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Citlalli López Velázquez

“No podemos hablar de derechos como algo real, existente, que se puede activar, que existe. Yo no lo veo. No puedo afirmar que existe porque no lo veo existir”. Con estas palabras, la antropóloga feminista Rita Segato cuestionó la vigencia del estado de derecho en el contexto actual de violencia y descomposición global.

Su participación en Oaxaca con la Conferencia Magistral “Repensar las estructuras de la violencia contra las mujeres en el presente global”, se tornó aún más cruda cuando invitó al micrófono a Kisha Domínguez, hermana de Sandra Domínguez, defensora de derechos humanos desaparecida en octubre de 2024.

Kisha denunció la impunidad y complicidades del funcionariado en el caso de la desaparición de su hermana y llamó a la titular de la Secretaría de las Mujeres de Oaxaca, Anahí Sarmiento, presente en el foro, a no proteger a agresores y renunciar al pacto patriarcal.

Al término de la intervención de Kisha, Rita Segato expresó la desesperanza que existe. “Soy un poco frágil. He visto, he escuchado y he enfrentado a lo largo de muchos años casos, y no consigo… no tengo callo, a pesar de trabajar con este tema tantos años de mi vida y ver el desastre crecer delante de mis ojos frente al esfuerzo de tanta gente como ustedes, como yo, como todas nosotras y esto no cambiar”.

Para la investigadora argentina, el mundo atraviesa un momento en el que ya no se puede hablar del estado de derecho como una realidad vigente. “Lo que se ha decretado en el mundo hoy es que no existe más un estado de derecho”.

En su análisis, la situación en Gaza representa más que una tragedia humanitaria; constituye, afirmó, una “declaración del fin del estado de derecho global”. Y fue más allá: “Gaza no sólo es un caso de guerra, de destrucción, de exterminio, genocidio. Es una declaración del fin del estado de derecho global. Es decir, no hay ley”.

La antropóloga citó también a la relatora de Naciones Unidas para Gaza, quien señaló que lo ocurrido en ese territorio es “el último clavo en el ataúd de la carta de derechos humanos”. Segato coincidió y agregó: “Yo digo que no sólo es eso, también es una nueva declaración: el hecho de que el poder de muerte es la ley”.