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Jaime GUERRERO

En octubre de 2019 ejecutaron a su esposo Wilbert Méndez M, para obligarla a dejar la contienda electoral. “Lo mataron como si fuera el peor de los animales”, recordó la presidenta municipal de Santiago Xanica, Aída Hernández Moreno.

Ella y otro hombre que resultó con heridas graves por la tortura, Eduardo Jarquín Hernández,  narraron el ataque violento de un grupo que identifican y señalan como militantes del Comité de Defensa de los Pueblos Indígenas (Codedi) y directamente al dirigente de esa agrupación, Abrahám Ramírez como responsable del ataque y de haber participado directamente en las agresiones.

Después del asesinato de su esposo, confesó que pensó dejarlo todo, sin embargo, decidió seguir en la contienda, ganar y constituirse así en la primera presidenta municipal en la historia de Santiago Xanica, municipio de la Sierra Sur de Oaxaca, para romper el cacicazgo de la zona.

Pero, debido a las constantes amenazas, la presidenta ha interpuesto al menos cinco distintas denuncias. De poco han servido porque las autoridades de impartición de justifica y seguridad sólo le han brindado acompañamiento de un elemento de la policía para su resguardo. Ante la vulnerabilidad la presidenta tuvo que resguardar a sus hijos lejos de Xanica pues teme por su vida.

Hernández Moreno describe Xanica como un pueblo fantasma, abandonado por las instancias de gobierno y secuestrado por grupos violentos. El abandono -dijo- no sólo ha sido en infraestructura, servicios y programas sociales, sino también en materia de seguridad.

Aseguró que las personas viven aterrorizadas por la CODEDI, hecho que no es nuevo y tampoco ajeno al conocimiento de las autoridades del gobierno estatal, pero a nadie pareciera importarle

“He buscado la manera de reunirme con el señor gobernador y hasta este momento no se ha dado, he tenido el apoyo de dientes para afuera, pero no ningún resultado palpable”.

Debido a la falta de intervención de las autoridades de procuración de justicia, las violencia política y de género en contra de la presidenta no han parado. Apenas a finales de febrero de 2020 un grupo de habitantes Xanica desconocieron a Hernández Moreno como su autoridad municipal y pidieron a las autoridades que se convoque a nuevas elecciones.

Paralelamente iniciaron un proceso de impugnación el cual actualmente se encuentra en la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con sede en Xalapa, Veracruz, toda vez que el Tribunal de Oaxaca ratificó la elección y por consiguiente el pasado 13 de enero Hernández Moreno recibió su acreditación como autoridad municipal, de manos del gobernador Alejandro Murat.

Y a pesar de que los asesinos de su esposo no han cesado en sus amenazas, afirmó que no se doblegará.

“No voy a abandonar, haré que valga la muerte de mi esposo. Él ya no va a estar acá pero yo sí puedo hacer algo por las comunidades por mi gente y por mi familia. Lo voy a hacer hasta que se pueda”, señala.

Fue el 6 de octubre de 2019 cuando integrantes del Comité de Defensa de los Pueblos Indígenas (CODEDI), retuvieron y torturaron salvajemente al esposo de Hernández Moreno. A cinco meses de los hechos violentos, la paz no ha vuelto a la cabecera municipal. Los hombres liderados por Abraham Ramírez, mantienen un estado sin ley en aquella zona, a donde la presidenta no ha podido ingresar.

A pesar de las constantes violaciones a derechos humanos cometidas en contra de la población asentada en la zona de control de CODEDI, hechos denunciados penalmente, las autoridades estatales no han intervenido para establecer el orden, tampoco han ejecutado las más de diez órdenes de aprehensión en contra de quienes participaron en hechos de tortura.

Es necesario que se ejecuten las órdenes de aprehensión de las personas que cometieron el asesinato. Para que yo pueda subir a Santiago Xanica tienen que garantizarme seguridad y éstas personas estar detrás de las rejas. Yo quiero ingresar y trabajar para la gente de Xanica”, expuso.