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Jaime GUERRERO
Contrario al sector hotelero-turístico y gubernamental, los comercios y mercados públicos de la capital de Oaxaca, hasta éste lunes, laboraban de manera normal esperando los últimos minutos en que las autoridades les emitan una instrucción adversa. Sin embargo, poca es la afluencia por el incremento de medias sanitarias derivadas del virus COVID19 que ha prendido los focos rojos del sistema de salud mundial.
En el zócalo capitalino, las calles del Andador Turístico, Macedonio Alcalá, los mercados Benito Juárez y 20 de Noviembre, las actividades comerciales se desarrollaban de manera normal. Los locales comerciales estaban abiertos, todos tomando las medidas sanitarias elementales, lo mismo locatarios de los mercados populares, con cubrebocas y gel antibacterial.
También en la zona norte de la capital las plazas y establecimientos comerciales, aun con poca afluencia pero laboraban de forma normal. Así, los comercios y mercados públicos de la capital de Oaxaca, hacen su mayor y último esfuerzo para desplomarse en lo inmediato, ante el inevitable impacto económico que dejará el COVID19 en Oaxaca.
En contra parte, letreros pegados en las puertas de los inmuebles que hacen del Centro Histórico, patrimonio cultural de la Humanidad, demostraron la rigurosidad de las medidas.
“Por contingencia sanitaria se les informa que la biblioteca permanecerá cerrada”, “A partir de esta fecha el Museo de Arte Contemporáneo quedará cerrado hasta nuevo aviso”.
El Museo de los Pintores Oaxaqueños, el Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca, el Taller Rufino Tamayo, todos cerraron sus puertas.
Las iglesias, que por instrucción de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca permanecerán abiertas, pero sin celebraciones litúrgicas, también están vacías con excepción de la Catedral Metropolitana en donde algunos feligreses se detienen a rezar.
En Oaxaca, el sector que ya resiente las afectaciones, son el turístico debido a que éstas son fechas en las que se desborda el turismo religioso principalmente convocados por la representación de la Procesión del Silencio y la Visita de las Siete Casas.
Únicamente el año pasado, la temporada de Semana Santa dejó una derrama económica de 387 millones de pesos con una presencia de 117 mil 836 visitantes y ocupación hotelera promedio del 65 por ciento.
Hoy, el escenario se vislumbra adverso. El pasado fin de semana largo, la ocupación fue de sólo 4.86 por ciento, al menos cuatro hoteles estuvieron completamente vacíos, otros trabajaron únicamente con un huésped, según reportes de la Asociación de Hoteles y Moteles de la Verde Antequera.
Pese a ello, hoteles y restaurantes aun no cierran sus puertas, lo mismo, los restaurantes ubicados en el zócalo y la alameda, aún con poca afluencia.
Quienes si no se inmutan son los vendedores ambulantes triquis que han secuestrado los corredores del palacio de Gobierno e integrantes de organizaciones sociales que mantienen plantones en los alrededores del kiosco capitalino, para exigir el cumplimiento a sus demandas económicas y prebendas.