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Jaime GUERRERO

Los migrantes oaxaqueños radicados en Estados Unidos, enfrentan 4 crisis en medio la pandemia por el SARS-Cov-2, a más de tres meses de actividades semiparalizadas en el vecino país del norte: sin trabajo, los que lo conservan lo hacen con recorte de horarios, sin dinero y en riesgo desalojo de los lugares en donde rentan por la escases que padecen de la moneda norteamericana.

Pese a ese escenario, Odilia Romero Hernández, directora ejecutiva de Comunidades Indígenas en Liderazgo (Cielo), asociación civil sin fines de lucro, consideró que no es una opción regresar a México porque en las comunidades oaxaqueñas no están permitiendo el ingreso por temor a que el virus entre en sus localidades.

La también integrante del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) destacó que en materia de salud prevalece un racismo institucional.

Y es que aún cuando existan respiradores y hospitales suficientes, la población indígena oaxaqueña tiene un menor acceso, sobre todo quienes no hablan el inglés.

La crisis se gravará, porque semanas después de levantar las órdenes de confinamiento, algunos estados registran cifras récord de hospitalizaciones por COVID-19, lo que podría llevar a una segunda oleada de contagios con los consecuentes cierres de empresas y despidos.

Las mil 200 personas apoyadas por Cielo, agregó Romero Hernández son un mínimo en comparación con la estimación de más de medio millón de oaxaqueños que podrían habitar en la zona de California.

“La situación es grave”. Los sectores más afectados son los relativos a servicios como restaurantes y hotelería.

Durante el trabajo de recopilación de datos de mil familias oaxaqueñas indígenas, a las cuales Cielo les otorgó una ayuda por 400 dólares para sobrellevar algunos días, detectaron que las personas radicadas en los Estados Unidos se encuentran en una situación complicada, pues por ser migrantes no tienen apoyo gubernamental de ningún tipo, incluso tener acceso a la salud es algo complicado.

Ese escenario, es grave considerando que tanto la población latina, como la comunidad negra son la población más afectada por la COVID-19 por estar más expuestos al contagio.

“No tienen el privilegio de quedarse en casa, tienen que trabajar, pagar renta, alimentar a los hijos, esta inequidad social que existe en donde los pobres tienen que trabajar, no se pueden dar el lujo de quedarse en casa y no ver a nadie. La pobreza exige y tenemos que salir para poder darles de comer. O morimos de COVID-19 o morimos de hambre”, lamentó.